por Juan Lamadrid
Ninguno como Spiderman. Es cierto que me gustan otros superhéroes que me hacen pasar buenos ratos, como Ironman (le conocí cuando todavía era el Hombre de Hierro), los 4 Fantásticos o el Batman oscuro; pero no hay nadie como el trepamuros. Ni siquiera un alcalde o alcaldesa, por muchos superpoderes que tenga. “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, le dice tío Ben a Peter Parker. Y es cierto. Que se lo pregunten a los alcaldes y alcaldesas. Este pasado año dos han ocupado el despacho del ayuntamiento reservado al máximo responsable municipal, un alcalde y una alcaldesa. Paridad total. Y en ambos casos parece que el sillón da a su dueño superpoderes. O al menos eso parece por las notas de prensa que los respectivos equipos han enviado a los medios de comunicación.
El anterior alcalde “reforzó” la lucha contra los desahucios al aumentar hasta los 950.000 euros las ayudas de emergencia. En el titular de la nota de prensa se les olvidó decir que el dinero lo ponía el Ayuntamiento. También “reforzó” la Policía Municipal con cuatro agentes. En realidad, el Ayuntamiento cubrió cuatro plazas que estaban vacantes por jubilaciones. Incluso llegó a formar parte de un equipo, como los Vengadores, la Patrulla X o los 4 Fantásticos, y entregó junto a los Reyes Magos la “tradicional canastilla al primer bebé nacido en Navidad”. Tal cual.
Y la nueva alcaldesa ha heredado los superpoderes. Al poco de tomar posesión del cargo “retiró” unos arbustos tóxicos en Lutxana. Más tarde, Del Campo “comenzó la retirada de pivotes”. Una tarea digna de los más grandes superhéroes porque, según dicen desde el Ayuntamiento, hay más de 30.000. No lo hizo ella personalmente, claro, sino los servicios municipales porque todo Batman tiene un anónimo Alfred para mantener en perfectas condiciones la batcueva. Hace poco, la alcaldesa “paralizó” la reforma de la calle Vista Alegre.
Lastima que los superpoderes de ambos alcaldes no hayan servido para que el Ayuntamiento contase con un presupuesto en tiempo y forma. En 2015 se utilizó el de 2014 porque el alcalde no logró apoyos y por sí solo, pese a sus superpoderes, no podía aprobarlo. Hemos comenzado 2016 y seguimos con los de 2014 porque la alcaldesa no cuenta con suficiente poder. Y mientras tanto, otras instituciones como Gobierno Vasco o Diputación acabaron el año aprobando sus cuentas para el presente con votos de PNV y PSE.