por el Irabazi de Barakaldo
| El anteproyecto de presupuestos del “pacto de estabilidad”, presentado seis meses tarde, confirma el miedo al cambio |
Ha pasado un año desde aquella noche electoral en la que se intuía a Alfonso García en la ventana del consistorio deambulando nervioso móvil en mano. 52 votos daban la victoria a un PNV que prometía abrir puertas y ventanas y cambiarlo todo. Poco más de un mes necesitamos para comprender que este cambio iba a costar más de lo que se prometía. El primer día tras las fiestas de Karmenak, el pleno organizativo destapaba el “pacto de estabilidad” entre los que prometían cambiarlo todo y los de siempre. El PNV, de buenas a primeras, otorgaba dos liberaciones más para que el PSE rindiese pleitesía al nuevo Gobierno.
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