Las cámaras retratan la escena de hace 40 años del tercer piso del barakaldés colegio Bagaza. Los protagonistas son casi los mismos y están situados en la misma posición. Faltan algunos: tres han fallecido, dos no han podido ser localizados y otros no han podido o querido asistir. Sí están los tutores: don Luis (Timón) y la señorita Goyi (Andrés). Los adolescentes de 1976, aquel curso en el murió el dictador Francisco Franco en la cama, han regresado a la misma aula en la que se fotografiaron al terminar la básica, todos juntos: los 27 estudiantes de Octavo A y los 27 de Octavo B. De los 54, han acudido a la cita 38. El número ha superado los cálculos más optimistas. Hay quien se ha desplazado desde lejos, desde Santander, Tarragona o Castellón. Goyi Andrés llega desde su retiro en Huelva. Luis Timón desde Madrid. Los asistentes reconocen que la mayoría había perdido el contacto. Otros se sorprenden: aquella persona con la que se cruzan una y otra vez en el barrio era su compañero de clase. Es inevitable, las frentes están más despejadas y las canas son más que evidentes. Pero el aula parece retroceder cuatro décadas con las risas, con los aplausos y con la memoria emocionada de aquellos otros tiempos.
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